miércoles, 30 de marzo de 2011

Inmortal por decreto

“...Avergonzado, va rondando entre la ígnea vorágine. Inmortal por decreto divino, el hado le reserva furor más grande: Porque le atormentan el bien perdido y el castigo eterno. Pone tristes en derredor los ojos, los ojos que sintieron enorme aflicción y congoja mezcladas con insensible orgullo y resuelto odio: hasta los confines que la mirada angélica abarca, ve en un instante la aciaga situación, turbulenta y desolada. Horrible calabozo les rodea, con una gran caldera en llamas. Y de las llamas no brota luz: despiden oscuridad palpable, que descubre visiones de infortunio, regiones de dolor, lúgubres sombras, donde la paz ni la calma nunca descansaran y adonde jamás llegara la esperanza ¡la esperanza que a todos consuela!, sino que insta la tortura sin fin y estimula un encendio diluvio alimentado con manantial inagotable de azufre en perpetua ignición...”

Capitulo Primero
El Paraiso Perdido
John Milton

Un pequeño fragmento de esta obra maestra de la literatura inglesa.

Au revoir

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