¿Qué convierte a un órgano en un signo?
El estomago, por dar un ejemplo, si hace ruidos entendemos que tenemos hambre.
Si bien, no es el estomago el que hace ruidos, sino el intestino, se tiene entendido que la comida va a parar al estomago, en consecuencia se relaciona los sonidos a la reacción que ocurre si llevamos tiempo sin comer.
Si recibimos un susto, o vemos a esa persona amada, el corazón empieza a latir enérgicamente, y esto es aceptado como susto o amor respectivamente, dependiendo del factor que lo cause.
Si bien, no es el estomago el que hace ruidos, sino el intestino, se tiene entendido que la comida va a parar al estomago, en consecuencia se relaciona los sonidos a la reacción que ocurre si llevamos tiempo sin comer.
Si recibimos un susto, o vemos a esa persona amada, el corazón empieza a latir enérgicamente, y esto es aceptado como susto o amor respectivamente, dependiendo del factor que lo cause.
A pesar de todo, estos órganos se destacan porque hacen notoria una reacción frente a un factor, y siendo así, el corazón presenta tantos factores, de ellos podría mencionar:
# Representa la vida, por el simple hecho de latir.
# Representa la muerte, a la ausencia de latidos.
# Representa el temor, al latir enérgicamente, precedido por una situación atemorizante.
# Representa el amor, al latir enérgicamente, precedido por una situación amorosa.
# Representa el agotamiento, al latir enérgicamente, precedido por una actividad física.
# Representa el nerviosismo, al latir enérgicamente, al vivir una situación nerviosa.
# Representa la vida, por el simple hecho de latir.
# Representa la muerte, a la ausencia de latidos.
# Representa el temor, al latir enérgicamente, precedido por una situación atemorizante.
# Representa el amor, al latir enérgicamente, precedido por una situación amorosa.
# Representa el agotamiento, al latir enérgicamente, precedido por una actividad física.
# Representa el nerviosismo, al latir enérgicamente, al vivir una situación nerviosa.
Si hay algo que nos está enseñando materias como “Lengua y Literatura” y “Culturas y Estéticas Contemporáneas” es la semiología, donde explica que todo es un signo y de ser así, el corazón también es signo de todos esos sentimientos.
El sábado me di cuenta de algo que nunca esperaría que me pase:
Pensar me estaba lastimando…
Alguna vez leí una frase que decía “solo por pensar tengo mil cicatrices” y obviamente, no sería la primera vez que pensar me heriría por dentro, pero si sería la primera que me heriría por fuera.
El sábado estaba pensando y mi corazón comenzó a latir muy rápido, taquicardia, no me sorprendía, es algo que me suele pasar cada tanto.
Pasó el tiempo, escuché música tranquilo, pero mi corazón no paraba de latir enérgicamente, mientras un gran dolor se apoderaba de uno de los músculos de mi cuello. Me comencé a preocupar más seriamente.
Pasaron más de tres horas, y los síntomas no parecían mejorar. Le pedí a mi mama que fuéramos al hospital, allí, por suerte, sábado a la noche no había nadie, por lo que me atendieron relativamente rápido. Me tomaron el pulso y la presión, luego la doctora exclamo que tenía el ritmo cardiaco y la presión al límite, me dio una inyección y medicamentos para tratar de bajarla, y me interrogo con preguntas como “¿Te pasa esto cuando piensas?” y cosas por el estilo, todo lo que preguntaba respondía afirmativamente. Finalmente concluyo diciendo casi con completa seguridad que es tema nervioso pero que aún hay posibilidades para descartar, y que la próxima vez que me ocurra debo acudir con urgencia a un cardiólogo, y obviamente seguir haciéndome controles.
Pensar me estaba lastimando…
Alguna vez leí una frase que decía “solo por pensar tengo mil cicatrices” y obviamente, no sería la primera vez que pensar me heriría por dentro, pero si sería la primera que me heriría por fuera.
El sábado estaba pensando y mi corazón comenzó a latir muy rápido, taquicardia, no me sorprendía, es algo que me suele pasar cada tanto.
Pasó el tiempo, escuché música tranquilo, pero mi corazón no paraba de latir enérgicamente, mientras un gran dolor se apoderaba de uno de los músculos de mi cuello. Me comencé a preocupar más seriamente.
Pasaron más de tres horas, y los síntomas no parecían mejorar. Le pedí a mi mama que fuéramos al hospital, allí, por suerte, sábado a la noche no había nadie, por lo que me atendieron relativamente rápido. Me tomaron el pulso y la presión, luego la doctora exclamo que tenía el ritmo cardiaco y la presión al límite, me dio una inyección y medicamentos para tratar de bajarla, y me interrogo con preguntas como “¿Te pasa esto cuando piensas?” y cosas por el estilo, todo lo que preguntaba respondía afirmativamente. Finalmente concluyo diciendo casi con completa seguridad que es tema nervioso pero que aún hay posibilidades para descartar, y que la próxima vez que me ocurra debo acudir con urgencia a un cardiólogo, y obviamente seguir haciéndome controles.
Si se confirma completamente que es nervioso, ¿Qué pasara?, ¿Debo dejar de pensar? Imposible, yo no puedo controlar todo lo que pienso, es mi subconsciente el que ganara, porque al pensar en no pensar, estaré pensando.
Si fuera posible restringir nuestro pensar, tener control sobre esa naturaleza humana de pensar en lo que uno no quiere pensar y buscar lo que uno no quiere encontrar, quizás viviríamos más sanamente, pero ¿cuán necesario es este sufrir? Puesto que es este el que tantas veces nos abre los ojos a tantas realidades.
Al pensar llegamos a conclusiones, de estas, las vivencias y a su vez, será el corazón la expresión inequívoca de nuestra profunda realidad.
El corazón, hoy en día es más que un musculo, es una prueba de vida y de muerte, sufre y disfruta el amor, siente el temor y el miedo, vive el agotamiento.
El corazón trasporta más que sangre…
… transporta sentimientos.
El corazón trasporta más que sangre…
… transporta sentimientos.
Au revoir.